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jueves, 13 de junio de 2013

Demasiadas películas románticas con final feliz

Vale. Lo siento.
 Lo reconozco, he visto demasiadas películas románticas con final feliz, de esas que, a ingenuas como yo, llenan la cabeza de pájaros. Tantas que no puedo concebir que mi historia no sea una de esas que han hecho que a jóvenes y no tan jóvenes, entre las que me incluyo, se les iluminen los ojos por soñar ser algún día la protagonista de las mismas. He visto tantas que he acabado preguntándome si algún día alguien me despertará con un suave beso en los labios sin que haya ningún sentimiento de culpabilidad detrás. 
Tantas que he llegado a preguntarme si algún día alguien me llevará el desayuno a la cama, tantas que ya huelo el aroma del café recién hecho. He llegado a desear que un día piquen a mi puerta y tras preguntar por mí, me entreguen un ramo de flores. 
He soñado y deseado mil y una veces que un día alguien quizás en un restaurante o en una playa con su respectiva puesta de sol, se arrodille delante de mí y me diga lo importante que soy en su vida y que quiere seguir compartiéndola conmigo. 
He soñado que un día cruzaré una alfombra roja, alguien dirá “que ya se puede besar a la novia”, que mi padre llorará por perder a su niña y que yo sentiré un cosquilleo por todo mi cuerpo que me indique que he escogido a la persona correcta...

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